Magnífico concierto de Kilema en Corazón de María

El músico de Madagascar, Kilema, ha inundado de sonidos nuevos el salón de actos del colegio en un concierto didáctico que nos ha permitido viajar a la raíz de la música africana y conocer los singulares instrumentos que con tanta alegría maneja este artista afincado en nuestro país.

Toda la cultura y las tradiciones de Madagascar han estado presentes hoy en este espectáculo en el que nos hemos contagiado de los ritmos de esta aislada isla que, frente a la costa de Mozambique, mantiene su esencia intacta con sorprendentes parajes naturales y especies animales que solo se encuentran allí, pero sobre todo con un estilo de vida sencillo, apegado a la tierra y a las raíces, en el que la convivencia pacífica y el respeto son seña de identidad.

Así nos lo ha contado Kilema que durante el concierto, ofrecido para todos los alumnos del colegio, nos ha invitado a cantar con él y nos ha ido presentado un sinfín de instrumentos musicales, algunos elaborados por él mismo a partir de utensilios y materiales de la vida cotidiana, enseñándonos que la música puede surgir de lo más sencillo para unir a las personas, llevarles alegría y animarles a convivir en paz.

¡Gracias, Kilema, por este magnífico espectáculo!

Momento de la actuación de Kilema en el Colegio Corazón de María

Os dejamos las impresiones de una profesora del departamento de Pedagogía de la Facultad de educación de Palencia, por donde también ha pasado esta mañana el músico Kilema.

 

 

Kilema: Las cosas pequeñas de la vida

 Kilema ha paseado su música y su cultura malache por la Universidad de Valladolid y el Colegio Corazón de María esta mañana. “Las cosas pequeñas de la vida dan mucha felicidad” nos ha dicho, mientras los niños lo miraban con ojos atentos, inquietos y curiosos, y los jóvenes centraban su mirada en sus cosas pequeñas.

Su música de las pequeñas cosas aunó a personas de distintas generaciones para trasladarnos a otros mundos posibles: el mundo de las piedras, las latas y las calabazas de la cultura malache se cruzaron por unas horas con el mundo de la prisa: el YouTube, el juguete de plástico, el Musical y/o el Whatapp. Y la música nos permitió comunicarnos desde lo más sencillo.

La delicada música orquestada desde una rueda de bicicleta, una calabaza sobre el agua o un trozo de madera junto con sus tradicionales canciones malaches cantadas interactuando con el público ampliaron la mirada pedagógica de los futuros maestros y mostraron otras músicas a los más pequeños.

Al finalizar el concierto, los niños de Primaria regresaron a su colegio caminando, ka-malisa, paseando sin prisa y disfrutando del camino al colegio con sus compañeros, como hacen los niños malaches y millones de niños de este y otros mundos. Ojalá sigan interactuando con las pequeñas cosas y démosles esa calma, ese espacio y ese tiempo para relacionarse con las piedras, las cuerdas, el agua, las calabazas o cualquier objeto sencillo con el que logren comunicarse.

María Tejedor Mardomingo

Universidad de Valladolid

Dpto de Pedagogía. Facultad de Educación de Palencia